Una consulta muy común en consultorio es acerca del calzado
adecuado a utilizar.
Ante esta pregunta es necesario
recordar la anatomía y la función del pie. La segunda es múltiple ya que participa tanto en la
locomoción, en el desplazamiento, en el equilibrio y la amortiguación durante
la marcha. Para todo esto su forma anatomía es una de las más complejas del
cuerpo humano. Cada pie tiene 26 huesos que forman la bóveda plantar que sirve
para soportar la carga del peso corporal al igual que los colosales arcos desarrollados por los antiguos romanos. Este
conjunto arquitectónico que conforman los elementos óseos y ligamentosos del
pie alcanza su morfología normal a los cuatro años de edad aproximadamente.
Otra parte de la respuesta a esta consulta consiste en
definir cuál es nuestro tipo de pie y si éste presenta alguna patología. Para
esto la consulta al profesional nos aclara el panorama. Sintéticamente podemos
decir que se distinguen tres tipos de pies teniendo en cuenta la forma y tamaño
de los dedos:
·
Pie egipcio: El 2º dedo del pie es más corto que
el dedo del grande pie (70 % de la población).
·
Pie griego: El 2º dedo del pie es más largo que
el dedo grande del pie (20 % de la población).
·
Pie cuadrado: Todos los dedos del pie tienen la
misma longitud (10 % de población).
El calzado nació con una función
de protección del pie de las inclemencias climáticas y del terreno pero con el
paso del tiempo tomó un claro protagonismo cultural que hoy es clave en la
estética y simbología de nuestra sociedad.
El ideal de calzado es el que se
adapte a cumplir la función biomecánica del pie en forma más eficiente.
Además debe ser confortable y fácil de
usar.
Las partes del zapato a tener en
cuenta para seleccionar el calzado acorde para nuestros pies son:
• Horma:
Es un molde tridimensional con la forma del pie humano y corresponde al volumen
interior y la forma exterior del calzado.
• Contrafuerte:
Pieza que refuerza el calzado por la parte del talón.
• Pala
o caja: Parte superior del calzado, que cubre el pie por encima.
• Suela.
• Taco.
Entonces para elegir el zapato
perfecto para uso diario debemos tener en cuenta varios detalles. Un consejo
popular que probablemente nos ha repetido como el tip de la abuela es probarse el
calzado al final del día cuando los pies están inflamados por diferentes causas
(como permanecer períodos prolongados de pie, sobrepeso o ingesta de de
estrógenos o algún otro medicamentos entre otras). Independientemente de la
estructura ósea y de la musculatura que posean, dos pies con la misma longitud
pueden tener un ancho diferente. Es importante recordar que nuestros dos
hemicuerpos no son simétricos en su totalidad por lo que a menudo un pie es más
grande que otro. En cuanto al calzado en si recordar que el tamaño varía en
cuanto a la marca y estilo del mismo por lo que es importante medírselo en los
dos pies tanto estando sentados como parados ya que al cargar peso también
varia la forma del pie. Además estando
parados el calzado debe presentar un espacio extra en el largo de 1,5 cm
aproximadamente, con la finalidad de que los dedos no estén apretados y para
que el pie no pierda movimiento. El
interior del cazado debe ser suave y acolchado sin costuras que provoquen roces
que pueden producir diferentes lesiones por fricción como ser las ampollas. Las ojotas son un calzado que no están
diseñadas para uso prolongado ya que al estar desprovistas de toda sujeción
para el pie pueden provocar sobrecargas al requerir más esfuerzo del pie en el equilibrio. También es necesario
señalar que usando tacos se modifica el centro de gravedad ya que se ubica en sitio
diferente a la pelvis.
Existen características del
calzado recomendables para la patología específica del pie. Como ser en el pie plano es recomendable un contrafuerte
resistente así como una capellada alta, una horma amplia y un ajuste
acordonado. En el pie cavo además de
lo citado anteriormente se indica una suela de buen espesor y amortiguación.
En hallux valgus o juanetes,
así como en dedos martillo o en garra, es conveniente que la horma sea
ancha y la caja alta para que de esta forma se evite el roce. En pacientes con hallux rigidus es preferible una horma
amplia y caja alta así como también una suela rígida y de buen espesor para
evitar demasiada movilidad en la articulación del dedo gordo. En las metatarsalgias se debe evitar el uso de
taco excesivamente alto para evitar la sintomatología y con una suela de buen
espesor se mejora la amortiguación.
Una patología muy frecuente como
es la fascitis plantar es aconsejable
el uso de un taco no mayor de 4 cm y un contrafuerte rígido que ayudan a alinear el retropié así como una suela con
buena amortiguación.
Por último, y no por esto menos
importante, debemos tener en cuenta que el calzado tiene un periodo de vida.
Con el uso el zapato pierde su capacidad de absorción de impacto y el soporte
necesario para el andar cotidiano. Por esto es importante cambiarlos
regularmente teniendo en cuenta no solo el diseño y la moda sino también
valorando nuestros pies.